Ensayamos durante 2 días, varias secuencias coreografiadas sin música. El segundo día, recepcionando un truco (cogida entre una pareja de bailarines, realizando un movimiento) me hice daño en el pie. No me lo podía creer, por la noche me dolía bastante y estaba preocupada. Pensaba en todo lo que repercutiría si no podía bailar al día siguiente. Solo yo sabía esto, los demás dormían ajenos a la desastrosa posibilidad. Me estuve haciendo reiki hasta que me quedé dormida. Increíblemente, me levanté sintiéndome mucho mejor, podía hacerlo, aunque fuera con dolor. Realmente no sabemos los actos heroicos que hacemos, porque no somos conscientes de la capacidad de sugestión que podemos tener. Incluso de no percibir el dolor, hasta que nos dicen corten o baja el telón, donde de repente, este vuelve a aparecer. Somos capaces de mucho más de lo que pensamos.

El día del rodaje fue muy duro. Pedro y yo estuvimos todo el tiempo en el set durante muchísimas horas y con el dolor del pie añadido cada vez que parábamos.   Fue un rodaje agotador, pero el resultado final y la experiencia de trabajar con todo el equipo hicieron que el esfuerzo valiera la pena.